¿Beneficios para los empleados?

Me tomas el pelo...

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Ricardo, flamante jefe de RRHH, le enseño a su superior, el Director Financiero, sus nuevos planes de beneficios para toda la plantilla.

-Me estás tomando el pelo, claro... -rió, el gesto adusto.

Julián no podía hacer más por explicar a la dirección de la empresa los verdaderos beneficios de motivar al personal con diversos estímulos. Entonces se le ocurrió solicitar los servicios de un coach.

 

-Bienvenido, a ver si puedes ayudarnos.

Julián introdujo al profesional rápidamente en el desafío que tenía, necesitaba ayuda para 'vender' al directorio (su jefe incluido, claro) las bondades de su proyecto.

Inspirado en experiencias propias y ajenas, Ricardo había introducido varios beneficios como forma de motivar al personal con nuevos premios a través de programas de reconocimiento, facilidades varias y pequeñas ayudas que mimaran un poco más a las personas.

Julio, el coach contratado, se sentó con Ricardo a pensar en cómo demostrar la validez de este proyecto, buscar la practicidad en su gestión y la comprobación de que no tenía por qué costarle dinero extra a la compañía.

Bonos de regalo, transporte gratis, buzón de sugerencias, una comida al mes con el director general, mayor tiempo libre, cursos de regalo para el desarrollo personal del empleado escogido, una mención especial pública.., todos factores que pusieran en evidencia que la organización intentaba retribuir el buen desempeño y la pertenencia..

Ambos idearon, al cabo de unas sesiones intensas de trabajo, que Ricardo redactara un documento escrito que presentaría al Director Financiero y al Director General para su consideración, cosa que hizo a los pocos días.

Unas semanas más tarde no había ni noticias de la respuesta. Cada vez que Ricardo interrogaba a su jefe, éste le daba largas y le decía que ya le diría algo, pero que por ahora no podía por falta de tiempo.

Hasta que cierto día, en un brindis por un logro económico de la compañía, Ricardo se encontró frente al Director General y no pudo reprimir la pregunta.

-Señor, perdone que le moleste con esto ahora, pero me intriga saber qué le ha parecido el documento que le envié hace un tiempo de beneficios al personal.

El Gran Jefe hizo una mueca y cuando se disponía a responder, una voz lo requirió para que dijera unas palabras.

-Pedro, su nombre es Pedro -repitió Ricardo en voz baja.

El Director General lo miró pero pareció no entender.

-Señor, queremos que felicite al artífice de este éxito, por favor...

El alto directivo comprendió entonces lo que le había susurrado Ricardo, por lo que comenzó hablando con soltura.

-Quiero agradecer y señalar que, personas como Pedro, hacen que esta empresa crezca y progrese hacia nuevas metas más ambiciosas...

Ricardo supo que su programa tenía muchas posibilidades de ser aprobada.