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DIÁLOGO CONSENTIDO...

Hablemos acerca del lenguaje...
 

—Decías que íbamos a hablar de lenguaje...

—Sí, como manera de guiar el liderazgo en las organizaciones, aunque claro, es esencial en la vida misma...

—Sí, claro, lo entiendo, no saber comunicar bien lo que uno quiere decir ya es difícil, si además no lo hace con el lenguaje apropiado…

—¡Exacto! Piensa en que el lenguaje como algo 'activo', que crea realidad...

—¿Cómo es eso? 

—Porque el lenguaje nos permite distinguir, explicar, coordinar acciones…

—Ya, ¿y?

—Pues que como tal, el lenguaje se valida a través de las interrelaciones y, desde ese lugar, es sencillo ponerse como 'observador' y, por lo tanto, poder enunciar nuestras conversaciones como 'actos lingüísticos'….

—¡Interesante! Continúa, por favor...

—Esos ‘actos lingüísticos' nos posiciona en un lugar de poder, o no, según las palabras que (nos) decimos, es decir, creamos realidad en lo que enunciamos, y estas poseen un profundo efecto sobre lo que somos y lo que hacemos… y decimos.

—¿Me das un ejemplo?

—¡Claro! Imagina que tú no me conoces de nada, y me preguntas a qué me dedico…

—Bien..

—Entonces yo te respondo: ‘dicen que soy coach’…

—Saldría corriendo, eh, ja, ja, ja…

—Y tendría toda la lógica, pero imagina que lo que ahora te respondo es ‘soy coach y atesoro una gran experiencia en colaborar con ejecutivos de nivel medio y alto para alcanzar mejores resultados en distintas áreas’…

—Casi que es un eslogan…

—Puede sonar así, pero solo busca ejemplificar cómo podemos entablar relaciones (piensa con los diferentes campos del ser humano) desde uno u otro lugar, y desde allí, construir una realidad más interesante; en este caso, desde un contexto de autoridad…

—Mmm, está bien, entiendo, porque no hablas únicamente de lo que dices a los demás, sino de lo que te dices a ti mismo…

—Muy bien, y esa es la conversación interna que todos sostenemos, y que, a partir de responsabilizarnos con lo que decimos, hablamos de estar atentos a la realidad que creamos al expresarnos…

—En tu ejemplo está muy claro, pero en la vida real de las organizaciones no lo veo tan claro…

—Si analizas qué, en nuestra vida laboral, todo ocurre en un marco de relaciones (buenas, malas, etc.), y que la habilidad para establecer (y/o mantener) relaciones satisfactorias radica gran parte del éxito, comprenderás que una de las patas de la mesa de ello lo constituye el lenguaje, las palabras con que construimos nuestro discurso…

—No te sigo…

—Si cada uno de nosotros, en una organización (laboral, social, etc.) coordinamos acciones en el contexto de las relaciones a través de charlas con los demás, es cristalino entender que la capacidad de diseñar conversaciones efectivas te acercará más a tus objetivos, porque de una manera u otra estás creando un contexto idóneo para que ello ocurra…

—Uff, entonces cada cosa que diga puede ser usado en mi contra…

—Ja, ja, de cierta manera sí, porque el lenguaje no es inocente, no da igual utilizar ciertos términos que otros…

—Sí, entiendo…

—Por lo tanto, si yo te dijera ‘eres un patán, pero simpático’, no es lo mismo que ‘eres simpático, pero un patán’…

—El segundo ejemplo es casi una agresión…

—Y piensa cuántos de estos casos se dan en lo cotidiano, con distintas cargas de agresividad, ironía, venganza, rencor…

—Haces hincapié solo en lo negativo…

—Porque es el lenguaje predominante en las organizaciones causante de la mayoría de problemas, un lenguaje mal entendido que añade o quita poder…

—¡Por eso lo de trama conversacional!

—¡Cierto!

—Y dime, puestos a reflexionar, ¿qué es, o cómo se construye una conversación efectiva?

—Excelente cuestión, que te responderé en un siguiente diálogo, y donde la pregunta es reina…

—¡No puedo esperar!

—¿Y expresado de otra manera?

—Me encantaría saber más…

—Has sacado provecho de este diálogo, eh, genial…

 

 

 

 

 

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