APRENDIZAJES: EMPRESAS 'MÁS HUMANAS'
Humanizando organizaciones (I)
El gerente de la PyME rió tan alto que tuve que taparme los oídos para proteger mi pabellón auricular.
-Esa estupidez de 'humanizar las empresas' la vengo oyendo hace rato. No me hagas reír, si somos personas las que trabajamos, a qué se refiere con lo de humanizar, no entiendo...
Siempre me ocurre —más últimamente— que espero que transcurran unos minutos para que mi interlocutor se acomode a nuevas ideas que lo sacan por completo de zona de bienestar.
—Hay un estudio de Zenger y Folkman (lo mismo da quiénes son, es para fijar un marco de trabajo) que elaboran una obra llamada «El líder extraordinario», información basada en una gran encuesta internacional de valoración.
—¡Otra vez con eso de las diez reglas para ser feliz…
Reímos un buen rato, el humor es indispensable en según qué momentos.
—Lo que deseo rescatar, y es con la intención de explicar eso de ‘humanizar’, es que detectaron algunas ‘debilidades fatales’ que perjudican el buen liderazgo, a las personas y claro, a las organizaciones.
—Ok, cuéntame sobre las debilidades esas…
—Son cinco:…
—Bueno, cinco reglas para no ser feliz…
—En realidad, ahora nos quedaremos con dos.
—¡Qué bien! ¿Y cuáles son…?
—La primera: falta de apertura a las ideas nuevas y diferentes…
—Ahá…
—La segunda: falta de competencias y habilidades interpersonales esenciales.
Esta vez el silencio ocupó la habitación. Varios minutos sin sonido hasta que el coachee efectuó la primera pregunta.
—A ver si te entiendo, te refieres a buscar un propósito de mejora de la condición humana, ¿cierto?
Asentí sin emitir palabra alguna para que prosiguiera.
—Y entiendo que las competencias (la falta de ellas, más bien) que me has citado tienen mucho que ver en ello…
—¡Bravo! Claro, a través a la apertura a nuevas ideas enriqueces un sano debate para la mejora, que siempre es de provecho.
Ahora era el ejecutivo quien asentía.
—Y eso lo logras a través de las habilidades interpersonales…
—Entiendo. Y dime, ¿cuáles son las claves para lograrlo?
Era hora de hacer coaching puro y duro.
—¿Y tú qué crees...?
(Continuará)
