top of page
Buscar

FALTA (¿ÁNIMO?) DE TRABAJO

  • marianotamagnini
  • 15 mar 2014
  • 2 Min. de lectura

Supermercado a tope en un día sábado.

Llego a la caja que dice ‘Máximo 10 artículos’ y en la que sólo hay, de milagro, una persona delante de mí.

Deposito la compra sobre el mostrador, no llevaba carrito y algunos artículos eran de tamaño considerable, como el pack de zumos.

“Señor, esta caja es sólo para 10 artículos como mucho”, me dice la señorita, seria, la voz seca y cortante.

La miro con una sonrisa y le respondo:

“¿Y las cajas para siete artículos cuáles son, entonces?

Me mira durante un segundo, el mismo tiempo en que otra persona que me precedía se echa a reír.

“Pu… trabajo”, dice la cajera, para sí, gruñendo por lo bajo.

No me atreví a decir nada más que “dos bolsas, por favor”.

Lo sé, lo sé, las condiciones, salarios bajos, aguantar a la gente y todo eso..., pero, de todos modos, ¡ay trabajo!, cuántas veces se impreca en tu nombre...

Reflexión asociada:

Las maravillas de la vida se nos escapan por la cómoda trampa de la rutina.

John Nigro

Siendo un factor crítico, el trabajo es, debería ser, un eslabón de esa vida que quieres, no un fin en sí mismo, sino el complemento que te permite alcanzar tus sueños. Sé que suena a utopía, y más en estos tiempos duros, pero cuando estableces tus propia jerarquía de necesidades, sabes que satisfacerlas es el escalón más bajo de una escalera que lleva a sitios muchos más altos, más atractivos, más plenos. Y entonces la perspectiva de un trabajo que no te agrada deja de ser rutinaria para convertirse en tu propio camino, ese que te lleva al destino que te dictan tus sueños.


Relación de Contenidos:

 
 
 

Comentarios


Follow Us
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
bottom of page