LO QUE APRENDÍ DEL DÍA EN QUE CASI MUERO...
- marianotamagnini
- 17 jul 2015
- 3 Min. de lectura

Reflexionábamos con un cliente días pasados (¡comida maravillosa mediante!) en lo que de verdad importa en nuestras vidas, más allá de lo establecido, y qué legados dejamos en todos quienes significan algo para nosotros. Ello me trajo, casi de modo instintivo, el recuerdo de un evento que destapó las esencias de lo que es imperecedero para mí. Me explico.
Una mañana —hace seis años— quedé en medio de una refriega, a un metro o menos, entre dos grupos violentos. Y frente a mí, un chico joven yacía en el suelo, tres de sus enemigos pateándolo ¡en la cabeza! 'Ya no se mueve, no hace falta pegarle más, ¡lo están matando!’, grité, pasmado. Dicen los testigos que los tres energúmenos vinieron a golpearme a mí, y uno de ellos, con suma rapidez, me asestó un certero puñetazo en mi mejilla izquierda, de lleno y con rabia, sin ninguna oposición por mi parte, pues yo tenía ambos brazos ocupados con carpetas, un bolso y el periódico. Caí de bruces. Cuentan que abrí mis manos, perdí el conocimiento y quedé tendido boca arriba sobre el duro suelo, al lado de un banco de piedra que rocé de milagro. Y que cuando uno de los agresores se acercó para rematarme, sonó la alarma de la policía y todos huyeron, despavoridos.
Pasado un tiempo de este hecho, visitaba al médico que me iba controlando la mejoría de la contusión en la nuca (a escasos centímetros de resultar un golpe fatal) y conforme me examinaba, me comenta que al joven que estaba en el suelo aquél día le había salvado la vida, porque su cerebro no hubiera resistido más patadas, y que un acto heroico de esa naturaleza nos hace inmortales. Agradecí sus palabras y me quedé pensando acerca de esas acciones, casi cotidianas, que también nos elevan a los altares de la memoria ilustre. Y eso que aprendí al cabo de esta experiencia, condensado en la brevedad de estas líneas, es que:
Es mejor disfrutar lo que haces, porque te llevará a un estadio de maestría que, tarde o temprano, repercutirá de manera positiva en tu vida y en la de los que te rodean…
Amar y decir que amas cuando lo sientes, porque estarás regalando felicidad y un recuerdo imborrable cuando estés ausente…
Intentar buscar inspiración en lo que haces, ya que algún día, en algún momento, crearás algo inolvidable, seguro…
Mostrarte cómo eres, porque has de dejar que la gente conozca y se beneficie de eso que te hace especial, único, perdurable…
Acoger nuevas ideas, ya que pueden ser el preludio a un cambio que pueda impactar tu vida, y porqué no, al mundo…
Dar mucho de lo bueno que tienes para ofrecer, con ello le estarás brindando valor a alguien que lo necesite y que importe para él/ella un cambio vital, trascendente, profundo, hacia un nuevo umbral que jamás olvidará...
Hacer algo que mejore la sociedad, ¡y te animo a que hagas tu contribución!, que construyas con tus acciones algo que aporte a la paz, el progreso, la unión entre los seres humanos…
Repartir muchas sonrisas, pues contagiarás a tu entorno, regarás de alegría la existencia de diversas personas y harás una diferencia positiva ante la rutina diaria…
Reflexionar cada día en cómo es tu vida, porque te hará pensar en cómo te gustaría que te recordaran y poner manos a la obra si ello no coincide con esa visión…
Agradecer todo lo bueno que tienes, ya que el poder de la gratitud suele despertar la memoria del corazón, vehículo de las más grandes y perennes gestas...
No deseo que tengas que pasar por una experiencia traumática para ser consciente de cómo ser memorable por tus actos, simplemente que recuerdes que, parafraseando a Blake, la eternidad se enamora de lo que das de valioso y que perdura en el tiempo. Adelante, pues.
コメント