Y DESPUÉS DE LOS MENSAJES DE AUTOAYUDA ¿QUÉ?
- marianotamagnini
- 1 mar 2015
- 3 Min. de lectura
Carta abierta a ti, a quien los mensajes de autoayuda hacen sentir especial, pero luego de la euforia inicial no sabes qué o cómo continuar…
Cuando nos emocionamos con un texto conmovedor, una imagen sensible o una secuencia de vídeo que nubla momentáneamente nuestra vista y nos alimenta el alma, estamos más cerca de ser esas personas amorosas que se rigen por el corazón, es decir, seres tiernos, altruistas, generosos, compasivos, amables, dulces, comprensivos, empáticos. Aunque pronto volvemos a nuestro estado natural, y ese instante de debilidad emocional se desvanece y, de nuevo, somos lo que la sociedad espera de nosotros: ‘gente fuerte’, preparada y lista para afrontar las dificultades y dureza de la vida.
Asimismo, la miríada de frases que en estos tiempos (nos) alientan y motivan desde los medios de difusión, sobre todo desde las redes sociales, y que (nos) dicen que somos únicos, poderosos, geniales… son como un chispazo: pueden iluminar momentáneamente nuestra existencia, pero, lamentablemente, no alcanza para avivar el fuego interior, ese que solo se sostiene con grandes dosis de ilusión, persistencia, planificación, acción, coraje y un largo etcétera.
Y a propósito de ese largo etcétera, un estudio profundo que realicé para un libro (sobre aquellos principios para una vida mejor) y que también se nutren de mi propia experiencia (y la de muchas personas a las que acompañé), he llegado a nominalizar lo esencial en ocho (como podrían haber sido diez o cinco, eso es irrelevante ;-) y que quiero compartir contigo, amigo/a lector/a.
Son principios importantes, porque constituyen esa parte oculta de las benditas y grandilocuentes frases motivadoras para alcanzar tus sueños que, luego de su efecto, no te dicen nada más. Pues bien, el cómo sigue, aquí y ahora...
Lee con atención:
Responsabilizarte por tu vida. El acto de hacerte cargo de todo lo que te ocurre, aun lo que consideres injusto, y actuar con intensidad y propósito, sin excusas que te detengan.
Entenderte a ti mismo y a los demás. El conocimiento profundo de los valores y creencias que sustentan tus actos y el respeto por los que sostienen al prójimo.
Determinar tu punto de partida. El conocimiento de cuál es tu condición actual, tus opciones y alternativas para emprender el camino hacia esa nueva vida que te has planteado.
Crear tu propio futuro. La proyección de cómo será tu vida en los siguientes años, imaginando una visión ideal de ti mismo, para generar las condiciones que lo hagan real.
Liberar tu potencial. Un universo de posibilidades que esperan ser lanzadas hacia un gran objetivo vital, la capacidad que tienes de moldear tu mundo para hacerlo realidad.
Actuar de manera decisiva. La acción como motor del cambio y los resultados esperados, una adecuada gestión del tiempo y una actitud de hacer lo que hay que hacer.
Perseverar hasta triunfar. La constancia en la resolución y el esfuerzo continuo para alcanzar el resultado propuesto pese a los obstáculos, con un compromiso pleno hacia la meta.
Crear relaciones excelentes. El foco dirigido en establecer y alimentar las interacciones con otras personas en cualquier ámbito de tu vida para llevarlas a un nivel más alto.
Te recomiendo o sugiero que las leas con detenimiento y reflexiones sobre estos ocho puntos, pronto volveremos sobre cada principio, muy pronto…
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