MIEDO AL CAMBIO... DE NOSOTROS MISMOS
- marianotamagnini
- 5 abr 2015
- 3 Min. de lectura
Decía José Luis Sampedro que 'los recortes se aceptan por una de las fuerzas más importantes de la humanidad, el miedo'. Y como muestra, dos hechos que he observado estos días y que ejemplifican la sabia reflexión que antecede a estas líneas.
Una empresa de esas que tienen filiales por todo el mundo anuncia una serie de drásticos recortes y, avisa, “el único término que escucharéis a partir de ahora será el de ‘ajuste’”. Los rumores en el ambiente crecen como el índice de inflación, se dispara la tasa de desconsuelo y los compañeros asisten a su lugar de trabajo cada día sin saber si será el último. Más que la palabra ‘ajuste’, lo que se palpa es otra, ‘miedo’.
Un programa de televisión habla de la falta de trabajo e invita a un panel de expertos para dar claves de cómo afrontarla con ciertas garantías de éxito. Entre los expertos, un motivador que explica, con buen criterio, que es muy importante la actitud férrea ante los embates de la vida, o en sus palabras, ‘hacer frente a los problemas con buena cara’. La platea reacciona de forma airada, la periodista que modera el debate tiene que salir en su defensa para evitar su linchamiento mediático. Se huele la rabia como producto, otra vez, del miedo, aunque en el fondo se sabe que estos ajustes han venido para quedarse y cambiar todo tal y como lo conocíamos.
Sin exagerar, estas escenas podrían darse en la actualidad en cualquier parte del mundo, literalmente. Es el pan de cada día, una fase de cambios trascendentales que afecta a muchísima gente y que conecta con ese temor ancestral llamado ‘supervivencia’ (¡vaya palabra!), entendida en una de sus acepciones como ‘la acción de conservar la vida con los medios mínimos indispensables’. Tal cual.
En estos momentos pareciera que se nos ha puesto a prueba para comprobar la capacidad de sobrevivir que poseemos como seres vivos y demostrar el ansia de seguir viviendo, pese a todas las circunstancias que puedan afectarnos. Es una invitación extrema a aceptar el cambio. Y recordemos que, para una persona normal, el cambio representa básicamente un proceso psicológico en el que intervienen emociones, pensamientos, motivaciones y acciones. ¿Entonces?
Como sociedad nos urge plantear soluciones que excedan el marco de lo conocido justamente para enfrentarnos a lo que más tememos: lo desconocido. No es retórica, cabe reflexionar en que es hora de unir fuerzas, porque a título individual ya no alcanza para luchar contra este formidable enemigo que se esconde bajo la forma del miedo al cambio.
Reflexión asociada:
"El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera".
Séneca
Miedo, miedo, miedo..., la pregunta surge, nítida: ahora que la felicidad se estima tan esquiva como la inextricable senda del futuro que todos -repito: todos- tendremos que recorrer, ¿cuál es el siguiente paso?
Pues no lo sé, dicho con total honestidad... ¿Que esperabais una respuesta con más certezas que dudas? Lo siento, no puedo proporcionaros ninguna. Pero sí puedo obsequiaros una frase célebre de Marianne Williamson que puede iluminar, al menos un instante, esa sombra alargada que proyecta nuestros miedos.
"Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos inmensamente poderosos. Es nuestra luz, y no la oscuridad, lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo de Dios. Jugar a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesta la gloria del universo que está dentro de nosotros. Esto no está solamente en algunos: está en todos nosotros.
A medida que nos permitimos que nuestra luz se irradie, inconscientemente estamos permitiendo que otras personas hagan lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás".
¿Qué son palabras muy bonitas pero ‘con eso no voy a comer’? Es probable, pero puede que una de las respuestas a esta laberíntica incertidumbre que la vida nos pone por delante sea un reto, una forma de despertar -¡sí!- al vasto potencial que como humanidad tenemos, para que, al fin, nos atrevamos a ser el Universo en la Tierra en total Unicidad...
¿Y por qué no?
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